Después de haber mantenido a sus seguidores en vilo durante varios meses, la soprano, bailarina y actriz Sarah Brightman, lanzó su décimo octavo álbum de estudio llamado “Dreamchaser” (Cazador de sueños). No es casual el nombre de su nuevo CD: está relacionado con el anhelo personal que deseaba alcanzar desde que tenía 8 años, con la llegada del Hombre a la Luna, en 1969. Desde ese entonces, deseó convertirse en tripulante espacial.
Debido a esto, durante el otoño europeo de 2015, que comienza a fines de septiembre, realizará un viaje orbital a bordo de la nave rusa Soyuz hacia la Estación Espacial Internacional (EEI), junto a dos tripulantes más, un comandante ruso y otro turista (al igual que Sarah). “Me considero no solo una soñadora, sino una persona que persigue sus sueños”, así lo anuncio Sarah en la gacetilla de prensa que difundió a través de la web para que sus fans comprendieran el por qué de su decisión.
Seguramente dirás “¡no puede ser!”, yo también lo pensé en un primer momento, pero me di cuenta de que, cuando se trata de cumplir un sueño, sea cual fuere, si está a nuestro alcance tenemos que hacerlo. En una conferencia de prensa que ofreció en Moscú, el 10 de octubre de 2012, aseguró que estaba muy emocionada por realizar este viaje, y agregó: “la mayor parte de mi vida he sentido un deseo increíble de hacer un viaje al espacio”.
Según Sarah, su música siempre estuvo inspirada por el espacio: “cada vez que me siento nerviosa o insegura en el escenario miro al cielo y veo las estrellas, el espacio me da valor e inspiración.” Luego de haberle realizado diversos estudios médicos y pruebas físicas, la Federación Espacial Rusa aprobó a Sarah para ser una de los tres astronautas que viaje hacia el espacio. Para Eric Anderson, quien organizó este viaje, Brightman es una “candidata natural” para hacerlo.
El primer corte que se difundirá de su disco será “Angel”, con la calidad de sonido y la dulzura vocal a la que Sarah nos tiene acostumbrados. A pesar de que, en este single, la cantante no expone su gran registro de soprano. La nota más aguda que alcanzó en su variado repertorio fue el Fa de la sexta octava (F6, en cifrado americano). Si consideramos que en el teclado del piano la nota de referencia es el Do central, que se corresponde con el de la cuarta octava, estamos hablando de dos octavas y media o 29 notas más agudas que el Do en cuestión, contando las notas naturales (teclas blancas del piano) y sus sostenidos (las teclas negras). El F6, por ejemplo, es la nota final del tema principal de la obra que Andrew Lloyd Webber compuso para Sarah, “El Fantasma de la Opera”, estrenada por la artista hace 27 años, en Londres.
Si nunca escuchaste a Sarah Brightman, te comento que su repertorio se caracteriza por ser una mezcla perfecta entre lo popular y lo clásico, pasando por el new age y el pop. A pesar de que a Sarah no le gusta que encasillen su música dentro de un género específico, a esta mixtura se la conoce con el nombre de “classical crossover”, también llamada “fusión”. Seguramente este último término te resultará más familiar.
Te recomiendo que escuches por ejemplo, “Anytime Anywhere”, del álbum Edén (editado en 1998), una recreación que tiene letra en italiano e inglés y base musical del “Adagio de Albinoni”, compuesto en 1945 por el musicólogo italiano Remo Giazotto (y no por Albinoni); también “It´s a beautiful day”, que comienza con un fragmento en italiano de “Un Bel Di Vedremo”, una de las arias más famosas de la ópera “Madama Butterfly” de Giacomo Puccini, con base musical pop y letra en inglés; o “Figlio Perduto”, que es una de mis preferidas, en la cual Sarah canta en italiano la adaptación de un poema de Johann Wolfgang von Goethe, conocido como “El rey de los elfos”, y está basada musicalmente en el “allegretto” del segundo movimiento de la 7ª Sinfonía de Ludwig Van Beethoven, que comienza al mejor estilo de una procesión fúnebre o de un réquiem y que luego va acelerándose levemente, hasta llegar a parecerse más a un andante que a un allegretto.
Brightman nació en Berkhamsted (Inglaterra) en 1960, e inició el camino del arte desde niña, a los 3 años, al estudiar baile clásico. En su adolescencia, a los 13, comenzó a dedicarse a la actuación en teatro hasta que finalmente debutó en televisión, en el programa musical “Top Of The Pops”, que durante más de 40 años fue transmitido por la BBC de Londres. Luego fue vocalista de “Hot Gossip”, un grupo musical que, con el single “I lost my heart to a Starship Trooper”, logró entrar en el Top 5 británico. En esta época conoció a Andrew Graham Stewart, su productor y manager, con quien estuvo casada desde 1969 hasta 1983, año en el que comenzó su noviazgo con Andrew Lloyd Webber, con quien se casó al año siguiente.
En 1986 protagonizó en teatro “El Fantasma de la Opera”, adaptación musical representada en dos actos de la novela escrita por Gaston Leroux, donde personificó a Christine Daaé, una joven bailarina de reparto de la Opera de Paris, que gracias a las lecciones de canto de un compositor oscuro y misterioso, se convierte en la cantante de mayor jerarquía del teatro, la “prima donna”. Esta obra fue la que le dio mayor trascendencia a Brightman, e incluso es la que permaneció más tiempo en la escena de Broadway desde su estreno, superando las diez mil representaciones hasta 2012. En 1990, Sarah rompió su relación con Webber y comenzó su carrera solista, donde alcanzó fama mundial en 1992, al cantar junto a José Carreras el tema de clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona, “Amigos para siempre”.
En los ´90 también grabó con Enigma, grupo belga, donde conoció a Frank Peterson, su nuevo asesor y productor creativo, con quien lanzó varios éxitos, entre ellos “A Question of Honour” -presentado en Alemania, durante el Campeonato Mundial de Boxeo- y “Time to Say Goodbye”, en la cual interpreta junto a Andrea Bocelli una versión en inglés e italiano del tema “Con te partiro”, gracias al cual vendió más de tres millones de copias solo en Alemania. Otra de sus interpretaciones relevantes fue Nessun Dorma, el aria más popular de la ópera “Turandot”, de Giacomo Puccini, incluida a fines de 1998 en su álbum “Edén”.
Luego los éxitos continuaron sucediéndose, con sus discos de estudio: “Eden” en 1998 y “La Luna” en 2000. Ambas producciones fueron acompañadas por giras en vivo, caracterizadas por un gran despliegue teatral, al mejor estilo de las grandes puestas en escena de Broadway. Entre 2000 y 2001, estuvo entre los diez artistas británicos más populares de los EE.UU.
En 2003 volvió a triunfar con su nuevo álbum, “Harem”, donde incursionó en el dance con influencias musicales de Medio Oriente, lo cual fue cuestionado en Estados Unidos. La gira mundial en la que Sarah presentó esta innovadora producción discográfica fue vista por más de setecientos mil espectadores de los cuales, paradójicamente, más del 30% eran norteamericanos.
Brightman participó en el International Children’s Peace Prize, en 2006, donde cantó el tema “Hijo de la Luna”, dado que siempre estuvo comprometida con los niños más frágiles y con la defensa de sus derechos, como los afectados por el HIV, los abandonados o los sometidos al trabajo infantil. Dos años más tarde incursionó en la defensa de la ecología, participó en un evento impulsado por el Príncipe de Gales para concientizar respecto a la deforestación tropical y en esa oportunidad interpretó “Nella Fantasía”, el tema principal de la película “La Misión, compuesto por Ennio Morricone (en Corea del Sur, hasta 2010, ya había vendido más de dos millones de copias de este single).
Siempre consecuente con sus buenas acciones, Sarah realizó también gran cantidad de donaciones luego de que un terremoto asolara la ciudad de Wenchuan, en China, motivo por el cual este país se encuentra agradecido por su generosidad. El 8 de febrero de 2012, en París, fue nombrada Embajadora de la Paz de la UNESCO, “debido a su alto compromiso humanitario y su contribución a la promoción del diálogo e intercambio entre culturas”, según lo expresado por Irina Bokova, directora general del mencionado organismo. En cuanto al viaje que piensa realizar a la EEI, Brightman aseguró que usará el viaje “para promover la educación femenina en área en las Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, y para incrementar la conciencia ambiental”.
Si bien en “Dreamchaser” la cantante deja entrever su inquietud por “explorar lo desconocido, la belleza y maravillas del espacio”, debo confesarte que no está dentro de mis favoritos, dado que sus sonidos se acercan más a un estilo “new age” que a la fusión entre lo popular y lo clásico que siempre admiré de Sarah. Sin embargo, más allá de mi gusto personal, no puedo dejar de reconocer que, con cada nueva realización, siempre se encuentra un paso adelante.
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